La Luffa o loofah es una planta de la familia de las
curcubitaceas, conocida principalmente por su fruto, que además de ser
consumido como alimento, es utilizado como estropajo o esponja exfoliante
vegetal.
Loofah |
El fruto de la luffa, cuando está maduro, se pela y exprime para
retirarle la pulpa y las semillas, dejando sólo la esponja fibrosa. Es una
esponja corporal de altísima calidad que deja la piel límpia, lisa y
aterciopelada. Su uso regular en el baño o ducha, exfolia la piel, eliminando
las células muertas, ayudando a mantener los poros abiertos y estimulando la
circulación de la sangre.
Paso 1
Empapa la esponja vegetal a fondo y apriétala con ambas manos
hasta que se ablande.
Paso 2
Añade un poco de tu jabón o gel de baño favorito sobre la luffa
y aprieta la esponja hasta crear suficiente espuma.
Paso 3
Frota bien la piel con la esponja haciendo movimientos
circulares desde el pecho hasta los tobillos. La presión necesaria para hacer
un buen peeling corporal dependerá de las preferencias personales.
No es necesario hacer un masaje muy intenso si se utiliza en la
ducha diaria, ya que día tras día la piel irá eliminando células muertas y
mejorando su apariencia al activar la circulación con su uso.
Paso 4
Tras el masaje, conviene aclarar los restos de jabón sobre el
cuerpo con agua fría, para cerrar los poros. Esto nos ayuda a despertar y
sentirnos más frescos en el baño matinal, pero si lo que buscamos es calmarnos
y relajarnos con un baño o ducha antes de irnos a dormir, conviene que el
aclarado se haga con agua caliente o tibia.
Mantenimiento de la esponja de luffa
Luffa |
El proceso de limpiado de la esponja de luffa es también muy
importante para la higiene y su mantenimiento.
- Enjuaga la esponja bajo el chorro de agua tibia y limpia.
- Aprieta periódicamente la esponja bajo el chorro hasta que el agua salga clara.
Este proceso elimina tanto los restos de jabón como las células
muertas que pueden haber quedado en la esponja.
Puedes envolver la esponja en una toalla y apretar para eliminar
el exceso de agua acumulada en la luffa.
Cuélgala a secar en un gancho o déjala sobre una superficie que
permita que el aire circule por todos los lados de la esponja vegetal.
Si la esponja no se enjuaga y se deja secar correctamente entre
usos, se convertirá rápidamente en un caldo de cultivo para las bacterias, que
se acumulan en las grietas de la esponja.
Conviene cambiar la esponja vieja por una nueva cada tres o
cuatro semanas.
Recuerda que no debes utilizar la esponja de luffa sobre una
piel dañada o irritada o sobre heridas.
Fotos: Wikimedia Commons: Luffa sponge by Jerry Crimson Mann / Wikimedia Commons: Loofah by Qurren
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La información contenida en este blog tiene carácter meramente
informativo y no puede ser considerada como sustitutiva de la prescripción,
diagnóstico o tratamiento médico.