Los dientes de bebé de un niño, llamados también dientes de leche, comienzan a aflojarse
y caer por su cuenta para hacer espacio a los dientes permanentes a la edad de
5 ó 6 años. Sin embargo, cada niño tiene sus propios ritmos de crecimiento y el
tiempo puede variar de unos niños a otros, habiendo casos de niños que pierden
su primer diente con 4 años y otros no lo han perdido hasta los 7 años.
Generalmente, los niños a los que les salieron los dientes de bebé primero,
suelen perder estos dientes antes, también, las niñas suelen perder los dientes
de leche antes que los niños. Los últimos dientes de leche se caen típicamente
a los 12 ó 13 años.
Cuando los dientes permanentes comienzan a abrirse camino hacia
la boca, disuelven la raíz del diente del bebé. Este es el proceso que hace que
los dientes de leche se aflojen. Una vez que la raíz se ha disuelto, el diente
se tambalea y cae. Cuando el diente cae puede sangrar, por lo que es
conveniente que el niño se enjuague la boca con agua fría. Si el diente sigue
sangrando, podemos taponar un rato la zona con una gasa estéril.
Algunas veces, cuando el diente de leche cae, el nuevo diente ya
puede verse, mientras que en otros casos, el nuevo diente tarda meses en salir.
En algunos casos, el nuevo diente sale antes de que caiga el diente de bebé,
formando dos filas de dientes. Esto se conoce como "dientes de
tiburón" y se suele corregir por sí mismo con la caída natural de los
dientes de leche.
Los dientes de leche suelen caer en el orden en el que entraron
en erupción siendo bebés - primero los dos dientes frontales inferiores
(incisivos inferiores centrales), seguidos por los dos dientes frontales
superiores (incisivos centrales superiores), los incisivos laterales, primeros
molares, caninos y segundos molares.
Si un niño pierde un diente de leche temprano como resultado de
una caries o de un accidente, el diente permanente puede entrar en erupción más
temprano y potencialmente salir torcido debido al espacio limitado, pero esto
no es habitual.
En este punto, la tarea de comer se puede ver un poco afectada,
y el niño puede preferir masticar la comida con los dientes posteriores. El
morder alimentos duros pueden llegar a ser difícil cuando los dientes de leche
frontales se mueven o cuando ya se han caído. En vez de darle a tu hijo una
manzana entera, zanahoria, o alimentos similares que requieren la necesidad de
morder con los dientes delanteros, ofrécele los alimentos duros cortados en el
tamaño de un bocado. Los trozos pequeños son fáciles de masticar con los
dientes posteriores, eliminando la necesidad de que utilice los dientes
frontales.
Algunos niños están contentos por perder sus dientes de leche y
conseguir así su anhelada visita del Ratoncito
Pérez, mientras que otros están nerviosos y temerosos de que les vaya a
doler. Es bueno asegurarle al niño que él probablemente no sentirá nada y
quitarle importancia, para que el niño no se sugestione.
Si tu hijo quiere que le saques un diente suelto porque le
molesta, sujétalo firmemente con un pañuelo de papel o un pedazo de gasa y
retíralo con un giro rápido. Si el diente se resiste, espera unos días y vuelve
a intentarlo, si es que el niño insiste. No es necesario retirar los dientes
que se mueven, siendo el proceso habitual dejarlos caer solos. Si estás
preocupado acerca de un diente de leche que no parece aflojar suficientemente
por sí mismo, consulta con el dentista de tu hijo o con su pediatra. Ellos
pueden recomendar la estrategia de esperar y plantear una extracción. Por regla
general es mejor dejar que la naturaleza siga su curso.
La pérdida de los dientes de leche rara vez es dolorosa. Si tu
hijo de 5 ó 6 años se queja de dolor en la parte posterior de la boca, es
probable que los molares estén empezando a empujar a los dientes de leche. Es
poco probable que dure mucho tiempo. Si el niño se siente muy molesto, conviene
consultar al pediatra.
Los nuevos dientes son más grandes que los dientes de leche. En
algunos niños la diferencia de tamaño es tan notable que se parecen a
"castores revoltosos" y parece que los nuevos dientes no van a caber
en la pequeña boca del niño. Los dientes permanentes también tienden a ser
menos blancos que los de leche y tienen crestas pronunciadas, porque no se han
utilizado todavía para morder y masticar.
Cuando tu hijo comienza a perder los dientes de leche, adquiere
mayor importancia el cuidado dental apropiado. Por ejemplo:
- Recuerda a tu
niño que se cepille los dientes por lo menos dos veces al día. Acompáñale
y ayúdale si fuera necesario.
- Enseña y ayuda a
tu niño a usar hilo dental antes de acostarse.
- Limita el comer y
el beber entre comidas y antes de acostarse - especialmente golosinas y
bebidas azucaradas, como dulces y refrescos, que tampoco hacen ningún bien
a su salud general.
- Programa visitas
regulares para tu hijo con un dentista pediátrico.
- Pregunta al
dentista sobre el uso de tratamientos de fluoruro y selladores dentales
para ayudar a prevenir la caries dental.
Con un cuidado adecuado, podemos ayudar a que los dientes permanentes
de nuestros hijos duren toda la vida.
Si tu hijo comienza a perder los dientes antes de los 4 años, es
conveniente que consultes a su pediatra y/o a un dentista pediátrico para
asegurarte de que no hay una enfermedad subyacente.
Fotos: Free Digital Photos: Loss Milk Tooth Series by arztsamui /
Boy And Toothbrush by Sura Nualpradid
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este blog tiene carácter meramente informativo y no puede ser considerada como
sustitutiva de la prescripción, diagnóstico o tratamiento médico.