El cuerpo humano tiene una gran capacidad para auto-regenerarse
y curarse. La mejor manera de fomentar esta capacidad es realizar meditación,
un tipo de terapia que consiste en concentrar toda nuestra atención sobre un
objeto externo, un pensamiento, o en el propio estado de concentración. Alejándonos
de cualquier actividad o pensamiento durante al menos 15 minutos al día,
podemos ayudar a nuestro cuerpo a combatir los efectos del estrés, el dolor
crónico o las enfermedades cardíacas.
La meditación es una terapia sencilla y económica, pero requiere
tiempo, energía y compromiso. Si cumplimos con nuestro compromiso diario,
pronto notaremos los beneficios en nuestro bienestar físico y psicológico. La
clave está en conseguir dejar la mente en blanco y detener el bombardeo de
ideas que luchan por activar nuestra mente. Si conseguimos establecer un
vínculo entre nuestros niveles físico y espiritual, estaremos aportando
equilibrio a nuestra vida.
Los beneficios para la salud de practicar la meditación son
muchos, entre los que destacan una sensación general de felicidad, el aumento
de la capacidad de concentración, y la disminución de la ansiedad pero también
nos puede ayudar a tratar problemas de salud, a prevenir enfermedades y a mitigar
el dolor.
Beneficios en nuestro estado mental
Meditar nos ayuda a mantener un estado mental positivo,
desarrollando sentimientos tan poco comunes en la sociedad actual como son la
compasión, la generosidad, la paciencia, la tolerancia, la amabilidad y el amor
al prójimo. Este estado constante de felicidad, calma y libertad ayuda a
nuestro organismo a desarrollar su capacidad autocurativa de los síntomas de
estrés crónico, los sentimientos de pérdida o soledad, el dolor y la
frustración, la ira y la desesperación o incluso el miedo ante la propia muerte
para personas con una corta esperanza de vida.
Algunos trastornos como la depresión grave afectan la capacidad
de concentración de la persona impidiendo que pueda practicar meditación. Pero,
incluso estas personas, con motivación y mucho esfuerzo y con la ayuda de algún
familiar o ser querido que practique con ellos, pueden alcanzar los beneficios
de practicar la meditación. En estos casos, los beneficios para la persona
pueden ser impresionantes.
A veces, por circunstancias de la vida, la tristeza nos inunda y
no nos deja avanzar. Desde el fallecimiento de un ser querido a un despido en
el trabajo, existen múltiples factores que nos pueden anclar a la melancolía,
hundiéndonos en la desesperación. En estos casos, el tratamiento que los
médicos acostumbran a dar es un cóctel de fármacos antidrepresivos que alteran
la química cerebral. La meditación se presenta en estos casos como una
alternativa eficaz y saludable que nos hace resurgir como Ave Fénix.
En estos últimos casos, es difícil el comienzo por la dificultad
de alcanzar el nivel adecuado de concentración. La importancia radica aquí en
la constancia. Dedicando unos minutos diarios al intento, puede llevarnos unos
cuantos días conseguirlo, pero antes de que nos queramos dar cuenta podremos
alcanzar el estado meditativo. Después de este primer éxito, será cada vez más
fácil alcanzar este estado, pero la constancia permanecerá como un factor clave
para obtener los beneficios que la meditación aporta a nuestra salud física y
mental.
Cómo influye la meditación en algunas enfermedades
Cáncer
La meditación reduce el miedo, la angustia y el dolor causado
por el tratamiento y la enfermedad en sí misma. Además, meditar ayuda a activar
nuestro sistema inmune, que es el mejor mecanismo que existe para atacar y
exterminar las células cancerosas”.
Enfermedades
cardiovasculares
La meditación es útil para prevenir y tratar algunos problemas
como arritmias, insuficiencia cardíaca, hipertensión, taquicardia, angina de
pecho o infarto.
Obesidad
La meditación aumenta la sensación de relajación del cuerpo y
elimina la ansiedad, a la vez que mejora la autoconciencia y satisfacción
personal. Esto reduce la necesidad de picar entre horas. Incluso, el hacernos
sentir más positivos nos ayudará a alcanzar la motivación que necesitamos para
iniciarnos en la práctica del ejercicio físico. En este caso, la combinación
óptima a la meditación, es iniciarse en la práctica del yoga.
Problemas
gastrointestinales
La meditación reduce los cuadros de estrés y ansiedad, que
provocan a menudo problemas gastrointestinales como gastritis, ardor de
estómago y úlcera.
Enfermedades
infecciosas
Los cambios en la actividad cerebral derivados de la práctica de
la meditación fortalecen el sistema inmune, mejorando sus funciones.
Dolor
La meditación como terapia para alivio del dolor se ha venido realizando
durante cientos de años, pero ha sido recientemente cuando se ha aceptado
ampliamente como una opción natural para tratar el dolor. Según el doctor
Gabriel Weiss, autor del libro "Meditaciones
terapéuticas: cómo despertar el poder curativo que existe en el interior de
cada persona", la combinación de la meditación con tratamientos
físicos como masajes, fisioterapia, quiropráctica o acupuntura, puede ayudar a
sobrellevar el dolor.
Enfermedad terminal
Para los enfermos en fase terminal puede resultar difícil
alcanzar el nivel de concentración necesario para la práctica de la meditación.
En estos casos, aunque la persona esté
al borde de la muerte y no se sienta con energía, siempre le ayudará que
estemos a su lado, le acompañemos en la respiración y meditemos con ellos. La
meditación también ayuda a los familiares y amigos de la persona enferma a
mitigar el sufrimiento y sobrellevar la pérdida del ser querido con mayor
aceptación.
Deficiencia visual
Cuando el cerebro pierde el sentido de la vista, desarrolla los
sentidos del oído y el tacto en compensación. La meditación musical o la
meditación integral (la que centra la concentración en el sonido, el tacto, el
gusto y el olfato) son las más adecuada para las personas ciegas o con
deficiencia visual, debido a esta mayor capacidad auditiva y sensorial.
Consejos básicos para iniciarse en la meditación
· Es
muy importante mantener la atención. Si te cuesta concentrarte, céntrate en la respiración profunda: inspiración-expiración.
- Duerme lo
necesario. Meditar no es lo mismo que relajarse hasta quedarse dormido.
· Sé
constante y reserva 15 ó 20 minutos diarios para tu meditación. Siéntate en una
silla con la espalda recta, la frente y los hombros relajados y con una media
sonrisa en tu rostro y concéntrate en la respiración profunda.
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Fuente: Agencia EFE
Fotos: Free Digital Photos: Woman
Meditating in Park by Chaiwat / Couple Sitting On Floor Doing Yoga by Ambro / Woman meditating in park by adamr
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considerada como sustitutiva de la prescripción, diagnóstico o tratamiento
médico