La miel es una sustancia natural dulce producida por la abeja a
partir del néctar de las flores (miel de flores o de néctar) o de las
secreciones de las partes vivas de las plantas o de excreciones de otros insectos
succionadores presentes en las plantas (miel de mielada o “miel
de bosque”), que las abejas recolectan, transforman con sustancias específicas
propias, depositan, deshidratan, almacenan y dejan en colmenas para que madure.
La miel es un producto biológico muy complejo; varía
notablemente en su composición según la zona, las condiciones climáticas, la
conservación, etc. Su sabor y el aroma varían, pero derivan de la planta de
origen.
Contiene aproximadamente un 80% de hidratos de carbono, un 17%
de agua y un 3% de sustancias diversas, entre las que destacan enzimas y
aminoácidos, ácidos orgánicos, minerales, sustancias aromáticas, pigmentos,
cera, granos de polen, etc. En la actualidad hay más de 200 sustancias
identificadas.
Valor nutricional de la miel
Miel |
La miel es un alimento esencialmente energético. Es muy rico en
azúcares sencillos y digeribles que proporcionan por término medio 304 kcal/100
g, es decir, a igualdad de gramos que la sacarosa (azúcar de mesa) proporciona
menos calorías.
Su poder edulcorante es 1,2 veces superior al de la sacarosa.
Desde el punto de vista nutricional, su contenido en cromo,
manganeso y selenio puede cubrir gran parte de los requerimientos diarios,
sobre todo en niños y adolescentes.
Su bajo contenido en aminoácidos esenciales, elementos minerales
y vitaminas, junto con las cantidades casi inexistentes de lípidos, hacen que
la miel, aún consumiéndose en grandes cantidades (100 g/día) sólo cubra una
pequeña proporción de los nutrientes esenciales. Sin embargo, la miel contiene
sustancias fitoquímicas que le confieren un valor añadido. La mayor parte de
estas sustancias son antioxidantes enzimáticos y químicos (ácidos fenólicos,
flavonoides y Vitamina C).
La capacidad antioxidante de la miel es muy variable, pero la
miel de mielada o “miel de bosque” es más antioxidante que la miel floral y, en
general, las mieles oscuras son más antioxidantes que las mieles claras.
Utilización de la miel con fines terapéuticos
La miel posee actividad antimicrobiana, básicamente frente a bacterias
grampositivas. Tiene un pH bajo, sistemas enzimáticos que generan peróxido de
hidrógeno (esto es, agua oxigenada) y sustancias fitoquímicas.
Históricamente la miel se ha usado para tratar muchas
enfermedades. Investigaciones recientes han confirmado su efectividad como:
- Cicatrizante de heridas, quemaduras y úlceras de la piel.
- Agente antibacteriano de aplicación tópica en el tratamiento del acné y los eccemas atópicos.
- Ungüento para tratar conjuntivitis y blefaritis.
- Hidratante y antibacteriano en el tratamiento de diarreas y gastroenteritis bacterianas infantiles, sustituyendo a soluciones de glucosa y electrólitos. Además, promueve la reparación de la mucosa intestinal dañada, estimulando el crecimiento de nuevos tejidos y actuando como antiinflamatorio.
- Tratamiento de úlceras pépticas.
- Efecto antiinflamatorio, cuando se ingiere en cantidades superiores a 70 g/día.
Por las mismas propiedades antimicrobiana y antioxidante, la
miel actúa como conservante de aquellos alimentos que la incluyen como
ingrediente. Además, por su contenido en trisacáridos y oligosacáridos, se ha
mostrado eficaz como prebiótico cuando es añadida a derivados lácteos
fermentados, incrementando las poblaciones intestinales de bifidobacterias y
lactobacilos.
La longevidad de médicos como Hipócrates y de poetas como
Anacreonte fue atribuida a las cualidades de la miel.
La miel también puede contener metales, pesticidas y
antibióticos, por lo que la Legislación Europea es muy rigurosa y rechaza las
mieles con niveles por encima de los límites permitidos. Recientemente las
mieles importadas de China han sufrido un varapalo en la exportación a EEUU y
Europa tras encontrarse en ellas niveles peligrosos de cloranfenicol.
Inconvenientes de la miel (botulismo)
Foto: Merdal |
La miel no es un producto estéril. En ella hay presentes
levaduras y esporas. Estas últimas aparecen en muy pocas ocasiones, pero
entrañan un riesgo para la salud.
Por las características de la miel, estas esporas podrían llegar
a la miel comercializada.
La edad es el único factor que predispone al botulismo. Los más
sensibles son los niños menores de un año. La mortalidad en Europa por el
botulismo es extremadamente baja, sin embargo, el botulismo infantil puede
producir algunas complicaciones en la edad adulta, relacionadas con
enfermedades respiratorias y afecciones de las vías urinarias, otitis y
colitis. Por este motivo se recomienda que los niños menores de un año no
consuman miel, ni fórmulas infantiles que la contengan.
El contenido de enzimas antioxidantes de la miel y sus
sustancias fitoquímicas es muy variable, por lo tanto también lo es su
efectividad. Además, para que estos componentes no se vean afectados por la
luz, el calor, el frío, etc, es necesario que la miel se conserve en un lugar
fresco y oscuro.