Los requerimientos y expectativas de la sociedad moderna han impuesto demandas crecientes en nuestro tiempo, que hoy más que nunca la gente está
compensando reduciendo el tiempo de sueño.
El coste de la falta
de sueño es mucho mayor de lo que la mayoría de la gente reconoce. De hecho, dormir
menos de 6 ó 7 horas cada noche, aumenta el riesgo de desarrollar diversas enfermedades.
El tiempo y la duración del sueño afectan a un número de enfermedades
endocrinas, metabólicas, neurológicas y a funciones que son esenciales para
el mantenimiento de la salud individual. La falta de sueño se asocia con un
mayor riesgo de:
- Enfermedades del
corazón
- Hipertensión (La
deficiencia de sueño produce estrés. El cuerpo entra en estado de alerta provocando
un aumento de la presión arterial y la producción de hormonas del estrés. La
mayor presión arterial aumenta el riesgo de ataques cardíacos y accidentes
cerebrovasculares. Las técnicas de relajación contrarrestan los efectos del
estrés).
- Obesidad (La
personas que duermen menos de siete horas por noche son más propensas a
tener sobrepeso u obesidad. La falta de sueño afecta el equilibrio de las
hormonas en el cuerpo que afecta el apetito. Las hormonas grelina y
leptina, importantes para la regulación del apetito, se ven afectadas por
la falta de sueño. Así que si tienes interés en perder peso, no te olvides
de tener una noche de sueño reparador).
- Diabetes
- Diversas causas
de mortalidad
Cómo la privación del
sueño afecta al rendimiento mental
Autor: Anders Zorn |
La primera evidencia científica de la relación entre el sueño y
el rendimiento se remonta a principios de la década de 1930, cuando Nathaniel
Kleitman, una de las figuras más importantes en el campo de la medicina del
sueño, descubrió un patrón diario en la velocidad y la precisión del
rendimiento cognitivo. Demostró que, incluso en individuos bien descansados
había una disminución en el nivel de desempeño individual que se producía por
la mañana y otra vez por la noche. Así, incluso cuando estamos durmiendo el
tiempo que necesitamos, podemos contar con fluctuaciones normales en nuestra
capacidad para funcionar.
Además, no dormir lo suficiente,
ya sea por una noche o en el transcurso de semanas o meses, afecta
negativamente a nuestro estado de ánimo, nuestra capacidad de concentración, y
nuestra capacidad de acceder a funciones cognitivas de nivel superior. La
combinación de estos factores es lo que generalmente se refiere como el
rendimiento mental.
El efecto más inmediato de la privación del sueño es la
somnolencia. En nuestra vida diaria, podemos experimentar esto como una fatiga
general, falta de motivación, o incluso la experiencia de cabecear. Después de
un periodo de privación de sueño, los electroencefalogramas miden cambios
notables en la actividad cerebral. Estos cambios corresponden a un nivel más
bajo de alerta y una propensión general a dormir. Todos los períodos de vigilia
continua más allá de las típicas 16 horas generalmente conducen a estos cambios
mensurables.
Además de la sensación de la somnolencia y los cambios en la
actividad cerebral que acompañan a una noche sin dormir, otras medidas del
rendimiento son notablemente alteradas. La concentración, la memoria, la
capacidad matemática y el razonamiento lógico son otros aspectos de la función
cognitiva que se ven comprometidos por la falta de sueño. Sin embargo, no todas
estas funciones se basan en las mismas regiones del cerebro, ni están afectados
por la privación del sueño en el mismo grado. Por ejemplo, la región del
cerebro conocida como la corteza prefrontal (PFC) es responsable de muchas
funciones cognitivas de nivel superior y es particularmente vulnerable a la
falta de sueño. Como resultado, las personas que están privadas de sueño
comenzarán a mostrar déficit en muchas tareas que requieren un razonamiento
lógico o el pensamiento complejo.
La evidencia de que la falta de sueño conduce a malos resultados
es clara. A medida que la prevalencia de la insuficiencia de sueño crece y las
exigencias del cambio de trabajo son mayores, cada vez es más crítico que
reconozcamos y tomemos medidas para mitigar el impacto que la falta de sueño
tiene en nuestra seguridad y bienestar.
Sueño puede prevenir el
cáncer
Las personas que trabajan el turno de noche tienen un mayor
riesgo de padecer cáncer de mama o cáncer de colon. Los investigadores creen
que este vínculo se debe a los diferentes niveles de melatonina en personas que están expuestas a la luz por la noche. La
exposición a la luz reduce el nivel de melatonina, una hormona que nos hace dormir y
que se cree que protege contra el cáncer, ya que parece inhibir el crecimiento
de tumores. Asegúrate de que la luz no permanece encendida hasta tarde y de que
tu cuarto sea oscuro para ayudar a tu cuerpo a producir la melatonina que
necesita.
El sueño podría reducir
el riesgo de depresión
El sueño afecta a muchos de los químicos en el cuerpo,
incluyendo la serotonina. Las
personas con una deficiencia de serotonina son más propensas a sufrir de
depresión. Puedes ayudar a prevenir la depresión asegurándote de que duermes
entre 7 y 9 horas cada noche.
Sueño ayuda al cuerpo a
repararse
Foto: RIA Novosti |
El sueño es un tiempo para que tu cuerpo repare los daños
causados por el estrés, los rayos ultravioleta y otras
exposiciones dañinas. Las células producen más proteína mientras duermes. Estas moléculas de proteínas permiten al
cuerpo reparar los daños.
La investigación científica es reveladora. La pérdida de sueño, e incluso el sueño de mala calidad, pueden conducir a un aumento de los errores en el trabajo, disminución de la productividad o a accidentes que cuestan vidas y recursos. La conciencia puede ayudar a mejorar nuestros hábitos de sueño y, a su vez nuestra seguridad.